“En 1987, la Asamblea General decidió celebrar el 26 de junio de cada año el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas para dar una muestra de su determinación de fortalecer las actividades y la cooperación para realizar el objetivo de lograr una sociedad internacional sin uso indebido de drogas”.
Para “celebrarlo”, quiero compartir con ustedes un par de noticias que hemos podido ver últimamente en algunos medios:
México y Europa son los principales consumidores de cocaína, según EEUU.
La tasa de consumo de cocaína en México entre los ciudadanos de 15 a 64 años supera, por primera vez en la historia, la de Estados Unidos y cuadruplica la media europea, informó la ONU
¿Se puede ser más hipócrita?. Nunca he considerado de ninguna utilidad práctica los llamados “Día de …”, pero es que hacer uno como éste en concreto roza lo inmoral.
Supongo que la gente con familiares enganchados estará encantada de que en algún sitio alguien se acuerde algún día del año de ellos.
Todo el mundo sabe que el tráfico ilegal de drogas es un negocio mundial de dimensiones descomunales, y que si no se acaba con él es porque a muy pocos de los que verdaderamente podrían hacerlo les compensa.
Contra las drogas caben dos opciones: su legalización, aparejada de un fuerte control en su uso, o su prohibición más radical y absoluta, con una lucha real contra los productores y los países que los alojan. Algo así como los embargos por motivos petrolíferos o políticos, pero con algún motivo realmente loable y moralmente irreprochable.
Sin embargo, tengo la impresión de que en este tema la hipocresía alcanza dimensiones universales. Uno no puede chuparse el dedo y tiene que ser consciente de que el ser humano se droga hoy y se ha drogado siempre. Lo que hay que preguntarse es por qué.
Todos nos indignamos alguna vez en nuestras vidas con el hecho de que cualquier hijo de vecino con 13 años puede salir a la calle y fumarse sus primeros cigarros de marihuana, conseguir cocaína, crack y de ahí en adelante, échale imaginación y lo que se te ocurra… podrás conseguirlo. De una forma u otra, pero hoy día en México se puede conseguir cualquier tipo de droga.
Cuando te cuentan que tal o cual está enganchado, o que le ha dado una sobredosis, no puedes evitar lamentarte y quejarte contra no se sabe qué. Pero cuando tienes que estar pendiente de alguien que está triste, que se siente sólo, que no tiene formación en la materia… cuando incluso tú tienes que pararte a pensar en qué te afecta consumir drogas, qué tiene realmente de malo…
Para mí, el problema sólo es tal si no se tiene la formación adecuada. El primer mecanismo del estado en la lucha antidroga debería ser la educación. Pero educación real. Que empiecen en las guarderías si hace falta. En los colegios. Que se les meta en la cabeza a los estudiantes las consecuencias de sus actos. Que se creen lugares donde los jóvenes de 13, 14, 15, 16 años y que no estén en colegios, puedan ir a estudiar, a practicar deporte, a leer, a jugar a lo que se les ocurra, pero que no estén en la calle, sin control, sin norte, ni guía, ¿sin futuro?.
La realidad es que hoy día, un hijo de padres de clase media, que trabajan los dos, que llegan tarde a casa, cansadísimos… se cría sólo, se pasa gran parte del día en la calle, y lo más normal del mundo es que se drogue en su adolescencia, y de forma regular. Las secuelas que esto le puede dejar dependerán en gran medida de la cantidad y tipología de las drogas consumidas, pero lo preocupante, en mi opinión, es que esto se vea como una situación normal y se asuma de forma más o menos sibilina por las autoridades. Que incluso hoy día, una persona de 26 años que afirma que NUNCA ha consumido ninguna droga sea considerado un perro verde entre un porcentaje elevadísimo de personas de su edad.
Repito: este tema no tiene solución única ni trivial. Pero lo que no se puede hacer es lo que se está haciendo ahora, a nivel mundial. Condenamos las drogas, pero ni las legalizamos ni acabamos con ellas de una puta vez, atacando a la raíz: la producción y las causas de que se extienda tantísimo (y sigue aumentando) el consumo entre la juventud.
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